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El ejercicio podría ayudar a combatir el cáncer gracias a las células blancas  

Es bien sabido ya que una rutina de ejercicio ayuda a reducir el riesgo de padecer algunas enfermedades como hipertensión arterial, osteoporosis, diabetes y padecimientos cardiacos.

Un grupo de investigadores quienes a finales del mes de junio presentó un importante trabajo de investigación en la revista Frontiers in immunology, en el cual afirman que alrededor de 30 minutos de ejercicio diario incrementa de forma importante el número de células blancas.

Dichas células -a las que se les conoce también con el nombre de glóbulos blancos y de las que existen varios tipos- se encuentran siempre “alerta” circulando por el torrente sanguíneo y los tejidos del cuerpo.

Además, junto con otros tejidos y órganos, son las encargadas de construir y preparar la respuesta inmunitaria para combatir bacterias, virus y cáncer. De hecho, también tienen la habilidad de destruir tumores.

No obstante, las células cancerosas buscan defenderse del ataque de los glóbulos blancos y así, cuando se sienten amenazadas, acometen contra un tipo de células blancas llamadas T citotóxicas y a otras más: las denominadas “células asesinas naturales”. Estas últimas se forman en la médula ósea y entre sus objetivos se encuentran no solamente combatir infecciones provocadas por virus y bacterias, sino también la de evitar la propagación de tumores.

De acuerdo con Tiia Koivula, de la Universidad de Turku, Finlandia (autora principal del trabajo publicado en Frontiers, y quien recientemente dio una entrevista para el área de prensa de dicha Universidad), “el equilibrio de los diferentes tipos de glóbulos blancos determina si el sistema inmunitario trabajará para destruir el cáncer o para apoyarlo. Si hay más células que destruyen el cáncer que células que promueven el cáncer en el área del tumor, el cuerpo estará mejor capacitado para combatir el cáncer”.

Para encontrar la correlación entre cáncer y ejercicio, Koivula y sus colegas reclutaron a veinte mujeres que acababan de ser diagnosticadas con cáncer de mama y que aún no habían recibido tratamiento para éste.

Durante el estudio, las mujeres pedalearon una bicicleta fija durante 30 minutos. Además, se les tomaron muestras de sangre durante el reposo (antes del pedaleo), durante el ejercicio y después de éste.

Posteriormente se analizaron las muestras de sangre con la finalidad de calcular la cantidad de los diferentes tipos de glóbulos blancos existentes. Luego, las cantidades de glóbulos blancos medidas durante el ejercicio se compararon con aquellas cantidades de dichos glóbulos durante el reposo.

De todos estos análisis, los investigadores encontraron que, durante el ejercicio, la cantidad de varios tipos de glóbulos blancos aumentó en el torrente sanguíneo. De hecho, también hallaron que el número de células T citotóxicas y de “células asesinas naturales” que destruyen el cáncer fue el que más aumentó.

Por otro lado, la cantidad de células T reguladoras, promotoras del cáncer, no cambió.

También encontraron que, mientras el número de células asesinas naturales aumentó significativamente durante el ejercicio, la proporción de células supresoras disminuyó. Estas últimas son también un tipo de células del sistema inmunitario cuya función principal es que este último no reaccione de manera exagerada, es decir, que no se sobre excite demasiado ante la llegada de un patógeno o ante la presencia de un tumor.

Si el sistema inmunitario tiene una respuesta mayor -si la respuesta es desproporcionada- entonces puede provocar daños al organismo.

En otra parte de la entrevista, Koivula menciona que “en este estudio se observó que la cantidad de casi todos los tipos de glóbulos blancos disminuyó a los valores de reposo tan solo una hora después del ejercicio. Y, con los conocimientos actuales, no podemos determinar hacia dónde van los glóbulos blancos después del ejercicio, pero en estudios preclínicos se ha visto que las células que destruyen el cáncer migran al área del tumor”.

Aunque por el momento no existen respuestas claras a esta interrogante, es muy probable que el ejercicio sea un importante aliado para combatir el cáncer, al menos el cáncer de mama, ya que aún se desconoce cómo puede ayudar a prevenir otro tipo de tumores.

Además, todavía no se sabe cuáles son exactamente los mecanismos químicos y biológicos implicados para que se produzcan células blancas cuando el cuerpo se activa a través del hecho de caminar, correr, o andar en bicicleta, por ejemplo, por un periodo de tiempo considerable.

Quizá, si fuese posible determinar cómo se activan dichos mecanismos químicos y biológicos, puedan desarrollarse fármacos que, en el futuro, ayuden no solamente a prevenir el cáncer sino a erradicarlo por completo.

En definitiva, de los resultados de este nuevo estudio -a pesar de que todavía no se ha podido observar si existe una disminución en el tamaño de un tumor por el impacto de las células blancas que se activan durante el ejercicio- los médicos y científicos tendrán mucho que reflexionar en torno a la compleja relación existente entre el sistema inmunitario y el cáncer. Un vínculo que parece reafirmarse más a partir de este tipo de investigaciones.

Con información de ARISTEGUI NOTICIAS.